A QUIEN MADRUGA, DIOS LE AYUDA - Más allá de lo que ves

jueves, 12 de marzo de 2009

A QUIEN MADRUGA, DIOS LE AYUDA

Realmente es uno de los refranes que suelen cumplirse, no por la ayuda de Dios, sino porque se aprovecha mucho más el día. Por eso, este es el propósito mío y de mi marido todas las noches. Madrugar, y él salir a correr, y yo adelantar un poco más mis tareas diarias. Pero da tanta pereza cuando suena el despertador.
También tengo que reconocer que los meses de invierno no son los apropiados para este fin, porque te levantas totalmente de noche, y no anima mucho para emprender cualquier actividad.
El caso es que esta mañana, me he tenido que incorporar más temprano de lo habitual a mi trabajo, por lo que me he puesto en carretera a las 7.30H. Y en el trayecto me he dado cuenta de que además del tema de que Dios te ayude por madrugar, es la sensación tan agradable que, ya en estas fechas, te da ese aire fresco de la mañana, que te espabila más que un buen café. Y es este momento y el irrepetible de ver amanecer, por el que merece la pena el madrugón. Porque el sol saliente que yo he visto esta mañana, el color tan intenso y la fuerza con que ilumina a estas horas, no se vuelve a ver durante el día. Y cuando llegas a la oficina, abres el periódico y ves las noticias que corresponden al día de hoy, aprecias aún más el momento único que acabas de vivir, porque no tienes que pagarlo(y aparcas el tema de la crisis por unos momentos), porque eres una privilegiada frente a todas aquellas personas que hoy no lo han podido ver(porque nos dejan jóvenes por una enfermedad o porque un loco la he emprendido a tiros con ellos), porque es tan natural que no puede ser manejado por ningún político( y así criticarse unos a otros porque el sol salga un minuto antes o después), porque no te importa si eres del Barça, del Madrid o de otro equipo. Por todo ello, intentaremos madrugar todos los días.

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